Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) fue un destacado intelectual, ensayista, crítico literario y profesor dominicano, conocido por su extensa obra que abarcó la literatura, la filosofía y la lingüística. Nació el 29 de junio de 1884 en la ciudad de Santo Domingo, en el seno de una familia con una rica tradición cultural. Su padre, José Henríquez Ureña, era un educador y su madre, Rosa Elena Ureña, también tenía inclinaciones literarias, lo que influyó profundamente en su desarrollo artístico desde una edad temprana.
Desde muy joven, Pedro mostró un gran interés por la lectura y la escritura, lo que lo llevó a unirse a círculos literarios y a compartir su visión del mundo a través de ensayos y artículos. A los 18 años, comenzó a estudiar en la Universidad de Santo Domingo, donde se familiarizó con las obras de grandes autores de la literatura universal. Sin embargo, su búsqueda del conocimiento lo llevó a continuar sus estudios en el extranjero.
En 1905, se trasladó a París para estudiar en la École Normale Supérieure, donde se empapó de las corrientes literarias y filosóficas de la época. Durante su estancia en Europa, tuvo contacto con varios escritores e intelectuales, lo que enriqueció su perspectiva literaria. Su experiencia en Francia fue fundamental para su obra posterior, en la que combinaría influencias del modernismo con elementos de la tradición literaria hispanoamericana.
De regreso a su país en 1910, Henríquez Ureña comenzó a ejercer la docencia y a participar activamente en la vida intelectual de la República Dominicana. Durante este período, se consolidó como un crítico literario de renombre, y se dedicó a analizar obras de autores dominicanos y latinoamericanos, al mismo tiempo que promovía la literatura de su país a nivel internacional.
Uno de sus ensayos más influyentes, “Los grandes temas de la poesía española”, se publicó en 1923 y se convirtió en una referencia en el estudio de la poesía hispánica. Su estilo crítico se caracterizaba por un enfoque meticuloso y una aguda capacidad de análisis que le permitieron cuestionar las normas literarias de su tiempo.
Además de su obra crítica, Henríquez Ureña también se dedicó a la creación literaria. Publicó varios libros de ensayos, entre los que destacan “La novela en América” y “El carácter de la literatura dominicana”. A lo largo de su vida, cultivó una relación cercana con escritores de renombre como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, y Joaquín Álvarez Del Vayo, lo que le permitió compartir ideas y enfoques literarios que enriquecerían su propia obra.
En 1936, Henríquez Ureña se trasladó a México, donde trabajó como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y continuó su labor como crítico y ensayista. Su influencia se hizo sentir en el ámbito académico, donde impulsó el estudio de la literatura latinoamericana y la valorización de la lengua española. Su enfoque pedagógico se caracterizó por fomentar el pensamiento crítico y la apreciación de las letras en sus estudiantes.
La vida de Pedro Henríquez Ureña estuvo marcada por su compromiso con la educación y la cultura. A lo largo de su trayectoria, se mostró como un defensor del idioma español y de la riqueza literaria de América Latina. Su legado perdura en las aulas y en la obra de aquellos que lo consideraron un guía intelectual en el vasto universo de la literatura.
Falleció el 28 de septiembre de 1946 en la ciudad de San José, Costa Rica, dejando un legado significativo en la crítica literaria y el pensamiento hispanoamericano. Su obra continúa siendo estudiada y admirada, y su vida es un testimonio del profundo impacto que un intelectual comprometido puede tener en la cultura de su país y más allá.