¡No me hables en ese tono!

El libro para los que siempre buscan avanzar, para los que no les gusta el conformismo, para todas aquellas personas que no toleran las excusas en sus vidas. Porque a pesar de la edad, de las circunstancias, de todo lo que nos rodea, nunca es tarde. Nunca es tarde para aprender algo nuevo, para probar una nueva comida, para viajar a otro país, para enamorarse de nuevo, para volver a empezar. Nunca es tarde para vivir.

El libro que ha revolucionado el campo de la creatividad, la innovación y el aprendizaje ¿Qué tienen en común Matt Groening, el creador de Los Simpsons, el empresario Richard Branson, o la periodista Arianna Huffington? Más allá de su enorme éxito profesional, todos ellos son personas que muestran una extraordinaria pasión por lo que hacen y que han encontrado lo que Ken Robinson denomina su Elemento, es decir, el lugar donde la persona hace aquello que realmente quiere hacer y donde es quien siempre ha querido ser. Ken Robinson consigue en este libro transmitir la importancia de...

"¿Necesita mi yo presente las posesiones que ahora mismo tengo? Si la respuesta es no, ¿por qué me cuesta tanto deshacerme de estas cosas que he ido acumulando durante años, y que a fecha de hoy sigo guardando? ¿Qué es lo que me lleva a hacerlo?" Hideko Yamashita, precursora en Japón del dan; sha; ri (dan = rechazar las cosas innecesarias; sha = deshacerse de las cosas inútiles que uno posee; ri = detectar el deseo insano por las cosas innecesarias), nos enseña a deshacernos de todo aquello que no es útil en nuestra vida y que no nos aporta nada esencial: desde la ropa que nos sobra ...

Solamente cuando estamos al borde de la muerte o en una situación apremiante nos arrepentimos de todos los pecados que hemos cometido, pero si por alguna razón el mal que nos aquejaba desaparece de inmediato o recuperamos la salud, olvidamos en poco tiempo nuestro arrepentimiento y las promesas de cambio incurriendo en los mismos pecados nuevamente, con la diferencia de que ahora se le añade uno más, que es la mentira, porque mentimos a quien le hicimos la promesa que por lo general es nuestro Ser Superior.