Los silencios del olvido

Ramiro, residente de segundo año de Psiquiatría, descubrirá en su rotación por el Borda que el límite entre la cordura y la enajenación puede ser tan delgado como el grosor de un naipe, que Buenos Aires es una entidad viva donde se esconden muchos más misterios de los que se ven a simple vista y que el infierno parece moverse al ritmo del dos por cuatro. Con la ayuda de Beltrán y Ramón, dos pacientes que representan al detective y al artista marcial más famosos de todos los tiempos, se verá involucrado en un juego que no es todo lo inocente que parece y en el que el destino del...

Más de 3.000.000 de ejemplares vendidos. «Elísabet Benavent es la voz masiva de una generación». Jesús Ruiz Mantilla, El País @BetaCoqueta, autora de «Saga Valeria», «Saga Silvia», la bilogía «Canciones y recuerdos», Un cuento perfecto o El arte de engañar al karma, entre otras, llega con una nueva historia de amor que habla de los sueños por cumplir, de las rutinas en las relaciones de toda la vida y de las conexiones entre seres que no se buscan y a quienes el destino se encarga de unir. Sofía tiene tres amores: su gata Holly, los libros y El café de Alejandría. Sofía...

La capacidad psicologica y el juego sutil han sido considerados como la aportacion mas notable del autor a la literatura dramatica. En especial, los personajes femeninos se mueven en este teatro vivaz de fraudes, disfraces y fingimientos con una desenvoltura natural, impensable en su tiempo.

Dos años hacía que mi tío vivía en mi compañía cuando, de pronto, una mañana, al sentarnos a almorzar, me dijo: —Sobrino, me caso... Cualquiera creería que me dio la noticia con acento enérgico. ¡Muy lejos de eso! Su voz fue, como siempre, suave e insinuante como un arrullo, pues mi tío, aunque tenía el carácter del zorro, afectaba siempre la mansedumbre del cordero. ¿Y qué tenía de particular que mi tío se casara? ¡Vaya si lo tenía! Había cumplido los cincuenta y ocho años y apenas hacía dos que mi tía había muerto. ¡Mi tía! ¡Ah, el corazón se me parte de pena...