Diario de un emigrante clandestino

En esta obra encontrará ocho historias de la vida real, donde se plasman los sentimientos, el sufrimiento, las penurias y las calamidades que viven un inmigrante ilegal en Estados Unidos. También resalta los valores de las familias mexicanas, el éxito y todo lo que tuvieron que hacer para alcanzar el llamado "sueño americano".

Entre 1910 y 1915 el joven, libre e influenciable Kafka se transforma en un funcionario responsable y a la vez en el maestro de la pesadilla precisa y del humor kafkiano. En poco tiempo escribe La condena, La metamorfosis, El desaparecido y El proceso, y durante estos años también se establecen todas las directrices que determinarán el camino de Kafka hasta el final: el encuentro con el judaísmo religioso, los primeros pasos hacia la presencia pública, la catástrofe del estallido de la guerra y, sobre todo, la relación desesperadamente defendida y aún así fracasada con Felice Bauer....

Cuando cumplí 14 años, me enamoré de mi guitarra acústica y de la sonrisa de Ana... lo de la guitarra sí duró. El amor es como si todos los días fueran tu cumpleaños. Es escuchar tu canción favorita a todo volumen mientras viajas a la luna en tu Sentra 98. Es un incendio que no quieres apagar; y, a veces, es morirte de miedo. El amor te levanta de la cama a las 3:23 de la mañana para agarrar la guitarra y componer la canción más bonita del mundo. Esta es la historia de cómo siete acordes me enseñaron que el amor, definitivamente, sí es cosa de otro mundo.

"Juan Carlos Jara es poeta, historiador y ensayista. Como poeta, ha optado –según la enseñanza de Homero Manzi– por "no ser hombre de letras" sino "hacer letras para los hombres". Trabajador infatigable, Jara descubre perlas luminosas sumergiéndose en lo profundo de las aguas, desinteresado de las glorias efímeras, jugando sus cartas a la suerte del pueblo, en cuya experiencia nutre su poesía y su prosa militante. Y hace todo ello dando ejemplo de modestia, de sencillez, sin "pegar codazos" para ponerse primero en las fotografías. ¿Quién mejor, entonces, que Juan Carlos Jara para...