Tiempo de perro

Desde mis rincones, observo a los habitantes de la barriada. Veo la carretera ante el bar de mi dueño que se abre a la ciudad. Debajo de mis cajas, veo como pasa el día y reclamo sin cesar la noche. A la sombra de mis muros, contemplo a las mujeres que sacuden sus lomos a diestro y siniestro, a siniestro y a diestro, a diestro y siniestro: veo a una pequeña que amotina el humor de todos los hombres del barrio victoriando su pecho. Desde mis rincones de observación, contemplo a unos hombres casi ebrios que corren a orinar ruidosamente. Veo como se golpean varias veces el bangala, escupen...