Berta y las estrellas

Corre el año 709. Witiza reina en Hispania desde su capital, Toleto, ajeno al hecho de que su próxima e inesperada muerte provocará un conflicto sucesorio que aprovechará Musa ibn Nusair, gobernador de África, para extender los dominios del Califato de Damasco al sur de Europa. En este marco histórico, Cachorro, un joven caballerizo sucio y huraño, pero con un don natural para entender y amansar los caballos, llega a la hacienda que el rico terrateniente don Froila tiene entre Egabro (Cabra) y Eliberri (Granada) para domar a Barrabás, un magnífico semental salvaje. Benilde, la...

En Las formas del aire, su cuarto libro de cuentos, Gabriela A. Arciniegas, generación Cero-cero de narrativa latinoamericana, consagrada como pionera del género terror escrito por mujeres en Colombia, y se lee en colegios y universidades colombianas, norteamericanas y europeas, decide jugar con los mismos géneros que le apasionan de una forma más madura e introspectiva, al combinarlos con algunos de los postulados de la física cuántica, para crear un universo de microrrelatos y cuentos cortos que juegan en la cuerda floja entre el ensayo, la narrativa y la poesía, entre la realidad y...

Nunca he sido responsable, ni creo que alguna vez vaya a tomar ese camino. ¿Merece la pena? Pues no. Vivo de puta madre en mi mundo lleno de excesos (todos los que se os pasen por la cabeza, sí, y muchos más que no imagináis) y no tengo que preocuparme de nada. El problema es que, según mi familia, he llegado a un estado de descontrol tal que deciden (vaya estupidez) cortarme el grifo y meterme en vereda. Así que me veo obligado a mantener una farsa, ingresar en un centro de desintoxicación y aguantar el chaparrón. Si piensan que van a cambiarme, lo tienen claro. Me gusta mi vida tal...

¿Cómo podría demostrarle que nadie la había amado jamás? Lo último que Kati, escritora de novelas románticas, deseaba en el mundo era pasar las navidades con el exasperante hermano de su compañera de piso. Un ranchero de Wyoming como Egan Winthrop se sentía tan perdido en Nueva York como ella se habría sentido en mitad del campo. Lo que Kati no preveía era que los increíbles besos y abrazos de aquel hombre no tardarían en dejarla completamente indefensa. Y aquella invitación para visitar su rancho no era otra cosa que un chantaje de lo más sensual. En muy poco tiempo, ella...