Promesas para los últimos días

Deberíamos tomar las promesas de Dios una por una y examinarlas estrechamente, por todos lados, para apoderarnos de su riqueza y ser aliviados, consolados y fortalecidos por ellas. Dios ha provisto para todos el consuelo que el alma necesita. Sus promesas satisfacen a los solitarios, a los abatidos por la pobreza, a los ricos, a los enfermos, a los afligidos; todos podrían tener la ayuda apropiada si las vieran y las abrazaran por medio de la fe. Las promesas de Dios son plenas y abundantes, y no hay necesidad de depender de la humanidad para recibir fuerza. Dios está cerca de todos los...