Sombras sin sueño

El joven Américo Lizandra llega a Madrid decidido a cumplir el sueño de ser un escritor de éxito como sea, aunque para lograrlo haya que echar mano de unos planes poco corrientes... Entre tanto, encuentra buenos compañeros de piso, un trabajo que no era el que esperaban sus padres, una chica de la que enamorarse, un seguidor incondicional en un antiguo conocido del instituto y una identidad misteriosa que esclarecer. Una novela fresca y divertida sobre amistad, triunfos, fracasos y fines que justifican —o quizá no— los medios.

Del libro hindú original y de todos los conocimientos que se tienen actualmente sobre el amor y la expresión sexual, este libro recopila todos los misterios físicos del hombre y de la mujer para aprender qué preliminares, abrazos, besos y caricias son los más adecuados antes de practicar las distintas posturas para hacer el amor en una experiencia única y pasional.

Treinta y cinco autores reunidos para descifrar un fenómeno que superó hace rato los límites de un movimiento partidario o de una plataforma política para convertirse, claramente, en una clave cultural, en una mitología local e irrepetible. En estas páginas circulan, como dice Luis Gusmán en su prólogo, setenta y cinco años de historia signada por las figuras de Eva Duarte y de Juan D. Perón: la fiesta, la resistencia, la caída, el regreso, el triunfo. A los que deberían sumarse los sueños y utopías que solamente el peronismo logró vestir de realidad. A esta celebración han...

¿Durante cuánto tiempo podría seguir resistiéndose? En cuanto conoció a Theo Atrides, Leandra se quedó impresionada por la manera en que reaccionó su cuerpo ante la increíble masculinidad de aquel hombre. Pero no estaba dispuesta a convertirse en otra de los cientos de mujeres que se sentían atraídas por su riqueza y su poder. Entonces se vieron obligados a pasar juntos una semana en su isla privada, y Theo se propuso hacer todo lo que fuera necesario para conseguir que Leo perdiera el control sobre sí misma y se dejara llevar por sus instintos... Pronto se dio cuenta de que aquel...