Para qué matar... si puedes hacer que sufra toda su vida

“¡Por favor, Dios! ¡Haz que pare! ¡Haz que pare! Ayúdame, Dios, por favor, ¡que pare, que pare!”, me daba golpes en la cabeza con los puños mientras lo decía. He vivido toda mi vida con un trastorno disociativo, sin saberlo. Durante mis primeros 32 años he pensado que estaba loca. Estaba claro que algo malo me pasaba, pero no sabía qué. Intenté pedir ayuda, pero sentí que me ignoraban. Muchas veces planeé mi suicidio en silencio en mi habitación, sin que nadie lo supiera, y aún lo hago. Los que van a leer este libro deben entender que no se trata de buscar culpables; se...

Esta novela, subtitulada «Silbidos de un vago» al igual que «Música sentimental» (1884), narra la historia de un joven abogado argentino que lo abandona todo para dedicarse por entero a una vida de placer, de infidelidades y huidas. Eugenio Cambaceres (1843-1889) fue un abogado, político y escritor argentino. Hombre polémico, recibió críticas como diputado debido a un escándalo romántico y a sus ideas liberales; como escritor, por el crudo realismo de sus ficciones, herederas del naturalismo europeo.

Personaje con historias independientes que acaban enlazándose entre sí a todos los niveles. El detective privado, la puta, la que engaña a su marido mientras este le engaña con otra, y todo visto desde los ojos de Gilda, aspirante a artista, y Ariza, detective privado siempre listo para meterse en la cama de cualquier mujer. Amor, romance y sexo puro y duro, juntos pero no revueltos... hasta el inesperado desenlace.

Quien piensa que las pesadillas solo sirven para pasar malos tragos y perder el sueño, se equivoca. En parte tiene razón, pero olvida que existen individuos como yo, es decir, escritores, que utilizan las creaciones de la mente, ya sean hermosas u horribles, como fuente de inspiración. Es por mis dulces pesadillas que existe este libro, una colección de treinta y siete relatos escalofriantes que exploran horrores reales e imaginarios y escritos con todo mi cariño para que pases miedo. Y disfruta de ese miedo, porque puede que pronto deje de ser voluntario.