Objetos

Gabriel, como los magos o brujos, reordena lo habitual. Ejerce su mirada con el donaire de la experiencia creadora, cuasi infantil, cruel; cual un perverso niño que se proyecta en los objetos que son raíces hacia sí mismo. (...) Nos empuja a la ceremonia sencilla de describir los objetos de nuestro breve universo transcurrido, del infierno que es saber la verdad demasiado tarde. Nos invita a sentarnos en la luz diaria y mirar y describir desde nuestro niño sabio ese mar de sustantivos que son los objetos que nos rodean. Este libro es la bitácora de ese viaje desde la lucidez cotidiana...


























































