El caballero de la armadura naranja
A Rubén le falta empuje. A Bárbara le sobra fuerza. Ambos toman una decisión diferente una noche al final del verano... Y terminan con el corazón roto. «Consumía los kilómetros que me alejaban de ella acosado por la rabia y el enfado. ¿Cómo no podía entenderlo? No podía quedarme con ella, mis sueños me esperaban. Además, le había ofrecido un sitio a mi lado y lo había rechazado. Pisé con más fuerza el acelerador. Mi decisión estaba tomada. No me arrepentiría...». «Los cerdos no eran mi pasión, pero sí mi única fuente de ingresos. La mía y la de mi familia. ¿Cómo se...