Abuela Tita, ¿dónde está tu cabeza?

Las maravillosas leyendas y cuentos clásicos de todo el mundo, con los personajes de toda la vida hacen de esta colección un verdadero tesoro. Cada página está ricamente ilustrada y será ricamente ilustradas y será la fascinación de cualquier niño entre cuatro y nueve años. Incluye favoritos como el traje nuevo del emperador, La cenicienta y la Sirenita.

Vivir en el siglo XXXIV no es muy diferente a hacerlo hoy en día. Sí, puede que existan esferas de desplazamiento instantáneo, calas, holopadres y telegafas, y puede que el mundo esté unido en paz y armonía. Pero, para un chico de 11 años como Mot, la vida puede ser algo muy aburrido y sin aventuras. Todo cambiará cuando, por accidente, Mot viaje hasta un lugar desconocido para él: el siglo XXI. Gracias a un viaje en el tiempo, dos niños de siglos distintos van a descubrir sus curiosas diferencias... y todo lo que tienen en común.

Los relatos y cuentos de Edgar Allan Poe nos fascinan por el misterio, por el terror o por la intriga. Pero, sobre todo,nos atrapan porque esperamos que lo desconocido se revele, deseamos conocer las razones de nuestro miedo y ansiamos la solucion a los enig,as que nos propone. Leer a Poe es siempre la aventura de descubrir un mundo vedado y oscuro. y, co,,o Auguste Dupin, ver con claridad donde los demas solo hallan tinieblas. Con Poe, en fin, aprendemos a escudrinar el mundo que nos rodea, y esa investigacion policiaca se conciente, he su mano en una peripecia nueva y apasionante. En El...

Cuando Señor Grande y Señor Pequeño están juntos hacen cosas increíbles. Montan en bicicleta, dan de comer a los pájaros y se cuentan historias asombrosas. ¡Y si llueve, Señor Grande y Señor Pequeño se intercambian los sombreros! Pero un buen día, unos murmullos amenazan con romper la felicidad de los dos amigos... ¿Por qué visten con esos colores tan llamativos? ¿Y cómo pueden llevarse tan bien si son tan distintos? Una conmovedora historia que pone en alza el valor de la diferencia y nos recuerda que a veces, para vencer los prejuicios, basta con ponerse un sombrero.