La pequeña caperucita africana

En su primer cumpleaños, aprendieron a caminar. Cuando cumplieron cinco años, plantaron unas semillas en unas macetas que modelaron juntos. En su décimo cumpleaños, aprendieron que hay cosas que no deben decirse nunca. Amanda va a cumplir once años y debería estar contenta. En vez de eso, se tiene que poner un horrible vestido que eligió su madre para una aburrida fiesta de disfraces. Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Leo, su antiguo mejor amigo, está celebrando su cumpleaños con un fiestón, para el que ha contratado un hipnotizador, un jugador de fútbol, un lagarto...

Los Cebolletas se enfrentan de nuevo a los Tiburones Azules en la gran final en esta décima entrega de la serie «¡Gol!». Ocho niñ@s. Una pasión: el fútbol. Un sueño: ¡ser los mejores! ¡La gran final se repite! Igual que el año pasado, los Cebolletas y los Tiburones Azules se verán las caras para saber cuál es el mejor equipo del campamento. Pero esta vez los chicos de Gaston Champignon están dispuestos a dejarse la piel para lograr la victoria: ¡van a por todas! ¿Conseguirán Tomi y sus amigos la merecida victoria?

"A sus dieciséis años, Aysel tiene una sola obsesión: suicidarse. No sabe cuál es la mejor manera, pero es lo que desea. Su vida no ha sido fácil y lo único en lo que parece ser buena es estudiando física, y por lo mismo quiere convertir su energía potencial en nada. El problema es que no está segura de poder reunir el valor necesario para acabar con su vida. Navegando en Internet, Aysel da con un foro de suicidas en potencia y conoce a un chico que vive cerca de su ciudad y está buscando alguien dispuesto a quitarse la vida con él en una fecha determinada, "--Amazon.com.

La guerra de los panes es un libro que, sin dudas, seguirá abriendo las puertas a la lectura de muchos chicos. Un libro fiel al estilo de Graciela Montes, con buenas cuotas de humor y riqueza literaria. ¿Qué barrio no tiene una panadería... Y hasta dos? ¿Qué barrio no tiene sus expertos en flautas, en felipes y en miñones? En cambio, no creo que sean muchos los barrios donde se haya desatado un duelo tan terrible de cortezas y de migas, una guerra tan crocante y tan sabrosa, como la que tuvimos que vivir los vecinos de Florida.