Cuentos Para Crecer

El arte peculiar de llevar lector hasta un punto sin retorno asoma en cada marracion de esta antoligia. Como unica salida, debemos enfrentarnos a los espejismos y caprichos emanados de las historias inverosimiles que irrumpen abruptamente en el contexto de lo conditiano.

Sé que quizá soy una abuela medio trastornada por la presencia de sus nietos cuando se está casi acabando el otoño en su vida. Hoy sé lo que es el verdadero amor y bendigo a Dios por haberme dado la oportunidad y tiempo para conocerlo, vivirlo y gozarlo en la presencia de mis Tiquitines, así les llamo. En estas letras queda plasmado el amor que vivo por ellos. Sé que nunca habrán suficientes letras para describirlo y ser comprendido, aunque segura estoy que sólo lo pueden entender y comprender los que como yo son privilegiados y poseen la dicha de ser abuelos.

Una invitación lúdica a descomponer y recomponer las palabras. En la marirronda de las mapirosas, maricuriosea una marirrosa... Mientras la maripilla busca colores para sus alas que ha despintado un viento travieso, el lector goza trastocando las palabras.

Solo les falta una estrella para convertirse en auténticas chicas estelares, conocen todos los hechizos, pero el intento de Olivia de ayudar a su prima desata el caos en la academia. ¿Lo lograrán?